Los mitos románticos son creencias, que debido a su social e histórica construcción son consideradas como verdades absolutas y verdaderas. Estos mitos tienen una gran influencia en el dia a día de las relaciones afectivas e interpersonales. Son resistentes al cambio y al razonamiento, pues existe una interiorización total de estos por parte de la sociedad. Éstos establecen lo aceptable y “normal”.

Los mitos románticos son ficticios, absurdos, irracionales e imposibles y tienden a provocar resultados y consecuencias negativas para las personas.

Según Yela (2003) los principales mitos románticos son el mito de la “media naranja”, el mito del emparejamiento, el mito de la exclusividad, el mito de la fidelidad, el mito de los celos, el mito de la equivalencia, el mito de la omnipotencia, el mito del libre albedrío, el mito del matrimonio y el mito de la pasión eterna.

Todos los mitos mencionados anteriormente se pueden dividir en cinco diferentes grupos.

El primer grupo consiste en los mitos sobre el amor romántico como única fuente de felicidad. El primer mito en componer este grupo es el mito del emparejamiento o de la pareja, el cual se fundamenta en la consideración de la pareja heterosexual y monógama como regla natural y universal. El segundo componente de este primer grupo es el mito del matrimonio o de la convivencia, basado en la idea de que el amor debe conducir a la unión estable de la pareja y constituirse en la única base de su convivencia. Estos mitos podemos verlos reflejados en los relatos clásicos y películas clásicas de Disney, donde el personaje femenino y masculino están destinados a encontrarse, casarse, ser felices y comer perdices.

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El segundo gran grupo son aquellos mitos sobre la negación de la realidad. Este está compuesto en primer lugar por el mito de la “media naranja”, el cual consiste en la existencia de una persona predestinada a estar con otra, siendo esta la única elección posible. Tiene su origen en el relato de Aristófanes sobre las almas gemelas. La interiorización de este mito provoca un alto nivel de exigencia en la relación de pareja con los consiguientes sentimientos de decepción o tolerancia excesiva. El mito del libre albedrío o creencia de que los factores externos (socio-biológico-culturales) no influyen en los sentimientos amorosos puede provocar consecuencias negativas como el exceso de confianza o culpabilización.

 

 

El tercer grupo lo conforma el mito de la omnipotencia o creencia de que si el amor es de verdad los obstáculos externos o internos no influyen en los sentimientos de carácter amoroso. La interiorización de este mito tiene como consecuencias el uso de esto como excusa para la no modificación de comportamientos o actitudes tóxicas.

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El cuarto grupo se denomina mitos sobre la exclusividad. El mito de la exclusividad es la creencia de la existencia de un único amor, es decir, de la imposibilidad de estar enamorado de dos personas a la vez. El mito de la fidelidad se basa en la consideración de que todos los deseos pasionales, eróticos y  románticos deben estar dirigidos y satisfechos por la propia pareja. Las personas que se “desvíen” o salgan de estas reglas son sujetos altamente objetivos de graves conflictos internos, relacionales y sociales. El mito de la equivalencia consiste en la equiparación y fusión del “amor” (sentimiento) y el “enamoramiento” (estado más o menos duradero). Esta creencia puede tener consecuencias nefastas y traumáticas para el individuo. El enamoramiento, como proceso psicológico es cambiante, siendo por tanto imposible considerar que una persona no ama a otra si no se encuentra apasionadamente enamorada.

Y por último, los mitos sobre el control, conformado principalmente por el mito de los celos, el cual es la razón de comportamientos egoístas, injustos y represivos, tomando como base la creencia de los celos como un requisito indispensable de un amor verdadero. Se suele representar a través de frases como “quien no tiene celos no ama” o “si mi pareja tiene celos es porque me quiere”. Este mito tiene una relación estrecha con dos de los comentados anteriormente, el mito de la exclusividad y el mito de la fidelidad.

 

La influencia de estas creencias, mitos e ideales a través de la cultura popular y los medios de comunicación provoca la aparición y perpetuación de estereotipos de género y actitudes sexistas. Estas creencias implantan un modelo de relación afectiva donde el amor verdadero está estrechamente relacionado con el sufrimiento, las dificultades y su superación como prueba y ejemplo de amor, y a la renuncia de la propia individualidad como persona. Los mitos del amor romántico imposibilitan el entendimiento por parte de la juventud de otros modelos de amor más realistas. Según el estudio realizado por el Ministerio de Igualdad y la Universidad Complutense de Madrid con el objetivo de disponer un diagnóstico de la situación actual para prevenir la violencia de género en la adolescencia, las edad media de inicio de las relaciones de pareja es 13 años, es por esto que la prevención y el tratamiento en la adolescencia es clave. La forma en la que los adolescentes entienden qué es el amor y qué son las relaciones de parejas tienen sus bases en los valores y creencias en los que han sido educados y socializados, no en su propia escasa y fragmentada experiencia (Amurrio, 2010). La educación desde las aulas es esencial en la prevención de la violencia de género. Las instituciones educativas son el segundo grupo socializador de los individuos y por lo tanto, las principales transmisoras de valores después de la propia familia. La necesidad de la existencia de una prevención primaria en la adolescencia radica en que en esta etapa se establecen las bases para la socialización e interacción romántica en la etapa adulta. Estudios realizados indican que las adolescentes víctimas de violencia de género tienden a la victimización en edad adulta (Smith et Al., 2003) y que los adolescentes relacionados con experiencias de violencia tienden a repetir y perpetuar dichas experiencias en la edad adulta (White y Smith, 2004). La constante re-valoración y reflexión sobre los valores y principios que se transmiten y desarrollan en el proceso educativo es necesaria para la construcción de una sociedad igualitaria.

Bibliografía.

Amurrio, M., Larrinaga, A., Usategui, E. y Del Valle, A. (2010). Violencia de género en las relaciones de pareja de adolescentes y jóvenes de Bilbao (Gender violence in dating relationships of adolescents and young from Bilbao). Zerbitzuan, 47, 121-134.

Smith, P.H., White, J.W. y Holland, L. (2003). A longitudinal perspective on dating violence among adolescent and college-age women. American Journal Of Public Health, 93, 104-110.

White, J.W. y Smith, P.H. (2004). Sexual assault perpetration and reperpetration: from adolescence to young adulthood. Criminal, Justice and Behavior, 31 (2), 182-202.

Yela, C. (2003). La otra cara del amor: mitos, paradojas y problemas. Encuentros en Psicología Social, 1(2), 263-267.